La historia del Senyor Mamut



   Aquí todos conocen al gigantón del Senyor Mamut. Reside en el Parc de la Ciutadella, al final del Passeig de Lluís Campanys. Es un ser muy especial, ya que  permanece allí quieto e impasible desde el año 1907.

   La idea fue del naturalista Norbert Font i Sagué que, haciéndose eco de las modas burguesas de otros países, convenció a los organizadores de la Exposición Universal de 1888 con la ayuda de la Junta de Ciencias Naturales, a crear una serie de esculturas de especies animales prehistóricas y extinguidas a tamaño natural que serían realizadas en piedra. Así, el escultor Miquel Dalmau (no confundirse con presidentes del mundo futbolístico con final dantesco) creó a nuestro mamut en hormigón. Sin embargo, nunca se finalizó el proyecto, ya que la muerte del promotor de la idea impidió su continuación: colocar un amigo diplodocus a su lado.

   Así, el Senyor Mamut se quedó sólo reinando los terrenos del parque. De todos modos, Josep Fontsère con la ayuda de un joven Antoni Gaudí al urbanizar el parque, crearon un lago con patos(éstos de verdad) y una fuente preciosa con forma de cascada que embelleció el hogar que sería, posteriormente, del Senyor Mamut. Además, él suele entretenerse mirando a los paseantes que se dirigen al Zoo, al Museo de Geología, al de Zoología o al Jardín Botánico. Le encanta observarlo todo. Dice, se suele sentir testigo de los días.

   No es mamut de palabra fácil pero gusta de la compañía de niños y turistas que se columpian en sus colmillos para hacerse una fotografía con él. Se ha convertido en todo un símbolo para el parque que gobierna, siempre, con gran devoción y cariño. Es su casa y no hay quien no sepa de su existencia. Mide 3, 5 metros de altura y mantiene unas medidas de 5, 5 metros de largo. Nunca deja que su figura desmejore y aunque hayan transcurridos más de cien años, continúa manifestando su autoridad y belleza como antaño. Para ello, sí es cierto que ha debido exponerse a dos restauraciones: una primera durante el gobierno de Narcís Serra y otra segunda, a finales de los años noventa.

   Memoria no le falta, porte tampoco. Quizá una temporadita fuera, pues, como suele suspirar: "Debería haberme lanzado a la batalla con Aníbal...y las cosas hubieran sido distintas...o adentrarme en las filas de la Guerra Civil...que más de uno hubiera cobrado lo suyo por pintarme simbolitos y usarme como trinchera".

   Lo siento, Senyor Mamut, pero aún le queda mucho que ver y contar...¿un cacahuete?

2 comentarios:

  1. Tantas veces como fui a Barna y nunca ví al amigo
    mamut. La próxima vez haré las presentaciones. Dende galicia, con agarimo,
    AMADO

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  2. ¡Recogido premio!¡muchísimas gracias por confiar en los vagabundos!ha sido todo un honor y un placer nuestro encuentro "interblogs". :)

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